La Sanjurjada

El 10 de agosto de 1932, los militares dan el primer gran susto a la República. El General Sanjurjo, que a pesar de haber participado en al anterior golpe de 1923, había jurado fidelidad a la República, decide sublevarse en Sevilla

El General Sanjurjo pasea por las calles de Sevilla despues de sublevarse contra la República

El golpe es considerado una chapuza por la poca y mala planificación, pero deja claro cual es la intención de una parte del Ejercito si las cosas se tuercen. Sanjurjo afectado por el canibalismo salvaje presenciado en Castilblanco, no asimila que en sus cuarteles se grite con el mismo ímpetu vivas a la República por un lado y vivas a España por el otro. Para Sanjurjo ambos gritos son incompatibles y cuenta con el apoyo de varios políticos como Fal Conde, el Conde de Rodezno, y militares como los generales González Carrasco y Miguel Ponte.

El golpe fracasa estrepitosamente a las pocas horas en Madrid. A las cuatro de la noche 30 sublevados se dirigen al Ministerio de Guerra en donde duerme Azaña. Los sublevados pretenden entrar en el edificio pero se encuentran a la total oposición de los centinelas que custodian el edificio. El resto de puntos clave de los sublevados son controlados por los militares fieles a la república. El pueblo no se suma a los sublevados y todo queda en un acuertelamiento de los sublevados en la capital andaluza la mañana del día 10 de agosto.

Los periódicos daban la noticia del levantamiento y las consecuencias que afectarían al Gobierno

Al sentirse fracasado en su intento de sublevación, Sanjurjo afirma no haberse levantado contra la República sino contra una Cortes inoperantes e ilegitimas. La declaración de estado de guerra es contestada por una huelga general convocada por los sindicatos: Sevilla esta en pie de guerra.

El golpe fracasa estrepitosamente y se detiene al General Sanjurjo.


El levantamiento es bautizado popularmente como la Sanjurjada. El general es detenido en Huelva y condenado a muerte. El Gobierno tratando de evitar más conflictos, permuta la condena a muerte por la cadena perpetua, aunque un pequeño número de diputados sostiene la idea de que hay que dar un escarmiento al Ejército y con ello frenar futuros intentos golpistas fusilando a Sanjurjo. La mayoría aprueba condenarlo a cadena perpetua.

La Sanjurjada trae consecuencias de alcance, como la suspensión durante cuatro meses del periódico ABC. También se clausura Acción Española junto con más de 100 publicaciones, algunas comunistas y anarquistas. Los monárquicos ponen el grito en el cielo: “Esta no es la República que se proclama liberal”.

El recorte de la libertad de prensa, termómetro de la salud democrática de un país, se aplica con severidad a los anarquistas. Cada artículo ha de pasar una censura previa a su publicación. 

Después de la Sanjurjada, la Republica teme por su integridad y se ve duramente amenazada. A estas alturas, el régimen no solo libra batallas con los conservadores de la derecha sino también, y de una manera cada vez mas peligrosa, con los que consideran insuficientes las medidas revolucionarias de la Republica, y éstos no son solo izquierdistas moderados y anarquistas, sino un sector cada vez mas amplio del socialismo moderado.