Los sucesos de Castilblanco

El ultimo día de 1931, se escenifica precisamente las diferencias entre el terrateniente y el jornalero. En Castilblanco (Badajoz) llevados por la inercia reivindicativa, los habitantes de esta pequeña localidad pacense, alejado de las huelgas que había convocado la UGT y la Federación Nacional de Trabajadores en la Tierra que convocaba en los pueblos de alrededor diversas protestas, decidieron reunirse en la plaza del pueblo una vez terminada la jornada de trabajo para protestar por su situación.

Cuatro guardias civiles recibieron la orden de no permitir dicha concentración de protesta. La tensión se fue acumulando minuto tras minuto; y finalmente, en uno de esos momentos de rabia incontrolada, la multitud se lanzó sobre ellos golpeándolos hasta la muerte. Según los relatos de los presentes, la locura, la ira y la rabia se habían apoderado de los vecinos tanto, que incluso algunas mujeres, bailaron una danza alrededor de los cuerpos de los guardias mutilados.



Según los testigos la chispa que incendió el suceso fue la muerte de un campesino. La respuesta de sus vecinos hambrientos, presos de la rabia y llenos de miedo fue trágica; se abalanzaron sobre los cuatro guardias civiles dándoles muerte con piedras y cuchillos.

Lejos de ser un suceso aislado, esta desgracia sirve como antecedente en semejantes sucesos que iran ocurriendo en diversos puntos de la nación.

Detención de varios vecinos acusados por la muerte de cuatro guardias civiles

A principios de Enero, la Guardia Civil carga muy duramente contra manifestantes de la UGT en Arrendó (Logroño). En Villamayor de Santiago (Cuenca) se produce un tiroteo entre la Guardia Civil y un grupo de manifestantes anarquistas encerrados en la casa del pueblo. Un sacerdote muere en Bilbao. También hay muertos en Epila (Zaragoza) después de que el Instituto armado se enfrente a unos obreros. Se reprime la enésima huelga anarquista en Catalunya.

Ante este caos, la derecha aprovecha para asociar públicamente a la República al caos y a la violencia. Los anarquistas se autositúan fuera de las leyes, y el socialismo comienza a utilizar un lenguaje revolucionario a favor de las medidas gubernamentales en favor de los campesinos y en contra de los terratenientes que no aplican las leyes agrarias.

Y por si fuese poco, los parlamentarios elevan progresivamente el tono en sus intervenciones, los debates se endurecen, desaparece el centro político y unos y otros convierten las sesiones parlamentarias en oratorias revolucionarias. La calle se contagia del ansia revolucionaria y la paciencia se va acabando en los cuarteles.

Azaña, que compagina Presidencia con el Ministerio de Guerra, impulsa las primeras reformas de su programa a pesar del clima inestable.




El Ejecutivo aprueba la Constitución

Los problemas de La República se van generalizando. La inestabilidad social y política no se sabe si es consecuencia de las reivindicaciones de los diversos grupos que han estado sometidos durante el periodo dictatorial de Primo de Rivera, o son los propios movimientos reivindicativos los que desestabilizan el Gobierno.

Como ejemplo claro de esta inestabilidad, están los dos proyectos estatutarios presentados en Las Cortes: El catalán “prometido” de alguna manera para poder iniciar el periodo republicano,  y el vasco, históricamente revindicado. En este último, el proyecto del Estatuto vasco, rechazado por amplia mayoría en Las Cortes, se pretendía dividir el territorio vasco en zonas lingüísticas euskeras y españolas a efectos administrativos y educativos, y los inmigrantes españoles con menos de 10 años, carecerían de derechos políticos. Es decir, la incoherencia parecía apoderarse de la calma necesaria para cimentar un proyecto a largo plazo que hubiese aportado serenidad interna y externa. Cabe recordar que España era mirada por los acreedores e inversores extranjeros con lupa.

Los propios encargados de redactar el proyecto estatutario, rechazan realizar un referéndum ya que se consideraban legitimados por las elecciones de Junio. Con la negación rotunda de Las Cortes a aprobar el borrador presentado, el Gobierno encarga a las cuatro diputaciones provinciales gobernadas por socialistas, republicanos y Acción Nacionalista vasca (no invitados al texto original) elaborar un nuevo proyecto que no transgreda la Constitución y es el que finalmente se aprobará.

Al margen de las reivindicaciones políticas, el país está sembrado de huelgas generales. Desde el verano la tormenta sindical no amaina. Los monárquicos han desaparecido de la vida política del país y la Iglesia tensa la situación por momentos. Sin embargo, el nuevo Gobierno actúa con determinación y sigue con su plan establecido.

Durante el pasado mes de Agosto la Comisión Gubernamental presentaba en Las Cortes los borradores para la nueva Constitución. El primero en aprobarse establecía que España es una República democrática de trabajadores de toda clase que se organiza en régimen de Libertad y Justicia.

Primer borrador del artículo primero de la Constitución

Se reconoce el estado Integral y el derecho de autonomía, se suprime el Senado, se crea el Tribunal de Garantías Constitucionales (base para el Tribunal Constitucional), se aprueba el divorcio y se pone en marcha la Secularización del Estado. El Gobierno da un plazo de dos años para eliminar las contribuciones que mantienen el clero. A partir de ese momento, las órdenes religiosas tendrán que declarar sus bienes e ingresos como cualquier otra organización de carácter privado.

Se pretende apartar a algunas órdenes, en concreto a los jesuitas, de la educación.

El mismo Gobierno muestra síntomas de flaqueza en los debates del polémico artículo de la Constitución. Por un lado Fernando de los Ríos se muestras más comprensivo con la Iglesia, pero Azaña, inflexible, considera el problema religioso como una cuestión de salud pública. La postura es inamovible: No se trata de despoja a la Iglesia sino de suprimir sus privilegios.

Estalla la primera crisis gubernamental y con ello, y lo que es peor y decisivo, la primera crisis grave de La Republica.

El presidente del Gobierno, Alcalá Zamora y el Ministro de Gobernación, Maura, dimiten incluso antes de que llegue a votarse el polémico artículo 26. Si bien, el resultado por el que se aprueba la separación del Estado y la Iglesia obtiene un amplio consenso. Las dudas parlamentarias se trasladan a la calle donde se enfrentan las diversas corrientes a favor y en contra de la Iglesia.
Azaña se hace fuerte con la crisis y se erige como autentico líder de la colación entre socialistas y republicanos.

Indalecio Prieto gesticula en un mitin del partido Socialista

Se juzga en su ausencia a Alfonso XIII por ser cómplice de la Dictadura de Primo de Rivera, lo que enerva mas aun si cabe los ánimos de la corriente monárquica. El Conde de Romanones que defiende al monarca en su ausencia es condenado al destierro perpetuo.

Finalmente el 9 de Diciembre de 1931, se aprueba por 368 votos a favor y solo 38 en contra y después de sesiones interminables  de trabajo, el texto de la Constitución. Una semana mas tarde es nombrado presidente de la República a Niceto Alcalá Zamora cuya primera decisión es nombrar a Manuel Azaña como Presidente del Gobierno de la Republica.

Nombramiento y promesa a la Constitución de Niceto Alcalá Zamora

Para esos días los intelectuales, encabezados pro Ortega y Gasset y Miguel Unamuno, muestran su descontento con un Gobierno que ha exagerado el anticlericalismo y ha exagerado el nacionalismo. Y entre unos y otros están rompiendo el verdadero espíritu de la Republica.

El primer paso importante era aprobar la Constitución y a pesar de la fuerte división del Ejecutivo, los siguientes pasos Irán encaminados a equilibrar la fractura social presente en el mismo Gobierno, con un presidente del Gobierno anticlerical y un presidente de la República católico, y una sociedad situada en los extremos: católicos y anticatólicos, republicanos y monárquicos, orden y revolución, tradición y progreso, centro y periferia, proletariado contra al obrero en la ciudad y el terrateniente contra la mano de obra en el medio rural.


Publicidad que corria por las calles con el texto de la recien aprobada Constitución

El intenso primer verano del Gobierno

Las elecciones del día 28 tienen un vencedor indiscutible. Solo en el País Vasco,  le planta cara la derecha que concurre junto con el PNV a las elecciones. La corriente conservadora consigue también el triunfo en Burgos y Segovia. El reparto mayoritario de votos se lo lleva finalmente el Partido Radical, seguido del Radical Socialista y Acción republicana.

En Catalunya arrasa ERC con más de 30 escaños. Pero en cualquier caso, el vencedor claro de la jornada es el PSOE que consigue 100 diputados. El socialista Julián Besteiro es nombrado Presidente de las Cortes.
Las primeras Cortes comienzan su andadura con un hándicap evidente: 19 partidos obtienen representación parlamentaria lo que dificultara la gobernabilidad y la estabilidad parlamentaria. 

No obstante el nuevo gobierno nace con un alto grado de complicidad necesaria para alcanzar pactos y consensuar las decisiones. Azaña es nombrado Presidente, lo cual genera la primera polémica. Santos Juliá destaca que no se puede nombrar presidente al representante de un partido minoritario.

Primer gobierno al frente de Manuel Azaña.

Parece evidente que la alianza entre socialistas y republicanos no estaba llamada a perdurar porque existen demasiadas diferencias de base en ambos proyectos. Los republicanos moderados estaban considerados como los verdaderamente demócratas. Los republicanos de izquierdas parecían querer las reformas con métodos excesivamente radicales y los socialistas pretendían divergir y separarse de los anteriores pero planteaba la misma meta: la revolución social.


Sin embargo, durante el mes de Julio la CNT inicia la huelga de Telefónica en varias ciudades de España que sorprende a todos por su extremada virulencia. La compañía española era una subsidiaria de la American Telephone Company y ésta había negociado un largo contrato con el Gobierno de Primo de Rivera, y los socialistas habían acusado al Rey de venderse al capitalismo americano y haber recibido un amplio paquete de accionariado de modo particular.
Durante el mes de julio de 1931, Indalecio Prieto, estaba tratando de tranquilizar a los acreedores de España, cortar la fuga de capitales al extranjero (en gran parte devenida por la instauración de la república) y frenar la devaluación de la peseta en el mercado exterior.  Los obreros y trabajadores de la compañía aprovecharon ese momento de inestabilidad para aprovechar la ocasión de desafiar a la compañía controlada por los americanos. La huelga paralizó en gran parte los servicios en la mayoría del país. Pero los socialistas apoyaron al Gobierno en su decisión de sustituir a los huelguistas por trabajadores de la UGT y restablecer la normalidad.

Unos y otros se culpan mutuamente de romper los acuerdos básicos y es en Sevilla donde los acontecimientos se desatan.  El gobierno se ve obligado a declarar el estado de guerra en la capital andaluza el 22 de Julio y el General Sanjurjo, director general de la Guardia Civil acude a sofocar una rebelión que se cobra ya varias muertes.

A pesar de todo, la explicación de la crisis, parece ser más sencilla de lo que en realidad es. La huelga responde a la rivalidad histórica entre la UGT y CNT que ha querido poner a prueba al Gobierno y monopolizar la lucha obrera.

Recorte de la prensa con el anuncio del fin de la huelga y la vuelta al trabajo.


Entre tanto altercado, los catalanes acuden por quinta vez en pocos meses a las urnas para aprobar de una manera arrolladora el nuevo Estatut  propuesto por el Gobern de la Generalitat. 



Los vascos también llevan a las urnas su Estatuto de Estella. Pero en este caso las Cortes lo rechazan por amplia mayoría. En Junio carlistas, peneuvistas, e independientes habían aprobado es Estatuto para llevarlo a votación, pero la ausencia de partidos izquierdistas había condenado el proyecto antes de entrar en las urnas.

El Gobierno continua con su plan de reformas

El Gobierno continúa con su programa de reformas profundas. Las mujeres podrán presentarse a oposiciones para ser notarias o registradoras de la propiedad. Una mujer, Victoria Kent, es nombrada directora general de Prisiones. Se aprueba una ley sobre accidentes laborales. Se organizan los juicios mixtos agrarios. Se implanta el seguro obligatorio de maternidad, se crean las Misiones Pedagógicas y se aprueba la construcción de casi 30.000 escuelas. Se celebra el 1 de Mayo con una manifestación encabezada por los líderes sindicalistas (Julián Besteiro) y los lideres socialistas largo caballero e Indalecio Prieto.

Victoria Kent rodeada por los miembros del primer Gobierno Provisional de la Repúlica

Se crea la Guardia de Asalto y en la Generalitat de Catalunya, comienzan los debates para constituir el Estatut. Se nombra en Madrid la primera Comisión Constitucional que se encargará de elaborar el primer borrador de una futura Constitución.

Desfile del nuevo cuerpo llamado la Guardia de Asalto

La hoja de ruta consiste en trabajar para dotar a la República de la estabilidad necesaria.

Una de las modificaciones más significativa es la reforma de la ley electoral de cara a las vivientes elecciones que amplia el voto a los mayores de 23 años (antes 25 años) y a las mujeres. El sufragio femenino se recogió en la posterior Constitución a pesar del voto en contra de destacados militantes socialistas.

El principal motivo para negar el voto a la mujer era por la influencia que la Iglesia había ejercido sobre las mujeres y que hacia imaginar que el voto femenino recaería en la derecha llegando incluso a hacer peligrar a la República.

Por otro lado, Manuel Azaña, Ministro de Guerra, inicia la necesaria reforma militar. Su primera tarea es reducir notablemente el número de altos cargos. En 1930 el número de altos cargos pasaba de los 27.000 cuando no debían de superarse los 7.600. El 26 de mayo elimina el rango de Capitán general, se rebaja a un año el servicio militar y de 16 a 8 el número de circunscripciones militares. Azaña ofrece una pensión retributiva vitalicia a cuantos oficiales retira. Los militares también muestran su división: mientras que unos creen necesaria la reforma otros acusan al ministro republicano de sobornar el cuerpo de oficiales. A principios del mes de junio, el ministerio anuncia que revisara los ascensos que aprobó la dictadura. La misma semana clausura la Academia Militar de Zaragoza dirigida por Francisco Franco. Motivo más que suficiente para despertar recelo entre los militares. En poco más de dos meses la Republica cuenta con la desconfianza de la Iglesia y de los militares.

Manuel Azaña rodeado de altos cargos militares que recelan de su gestión como Ministro de la Guerra.

El 4 de junio se anuncian para el 28 del mismo mes las esperadas elecciones. A las mismas concurrirán todas las fracciones políticas que segmentan el país: La derecha estará representada por Angel Ossorio, Acción Nacional, Agrarios, algunos partidos tradicionalistas minoritarios, y alguna que otra opción monárquica independiente. Las JONS han fundado el semanario La libertad.

El centro liderado por Melquíades Alvarez esta representado por la Lliga Regionalista Catalana, la derecha liberal republicana de Alcalá Zamora, Miguel Maura y Joaquín Chapaprieta, los liberales demócratas, el PNV, el partido Republicano Radical de Lerroux y Unión Republicana Autonomista.

La izquierda que incluye al PSOE abarca varias tendencias: la sindicalista de Largo Caballero, la reformista de Fernando de los Ríos, la puramente socialista y republicana de Indalecio Prieto y la moderada de Julián Besteiro. Menos influencia ejercía en el voto de la izquierda el PCE y el Bloque obrero y campesino.

Y finalmente como independientes hacen campaña los intelectuales de la Agrupación al Servicio de la República.

El confontamiento religioso

El 9 de Mayo, el Gobierno decreta que la educación religiosa no será obligatoria sino voluntaria. Los obispos se revelan al sentirse agredidos y convocan una manifestación para los siguientes días en apoyo a los diversos derechos de la Iglesia.

Gil Pecharomán destaca que el movimiento emergente anticlericalista, se sitúa en dos frentes: Por un lado los intelectuales que consideran a la Iglesia como un camino hacia la modernización, y por otro, la animadversión popular, más visceral, que se venía manifestando desde principio de siglo.

Por una o por otra causa, el problema religioso se convierte en primera línea de enfrentamientos en la Republica y al menos durante los tres años siguientes constituye el principal problema que desatará los acontecimientos vivientes.

Por la mañana del día 10 de mayo, se inaugura en Madrid un Circulo Monárquico en donde los afines a la Monarquía y a su rey Alfonso XIII se reúnen para preparar la estrategia política a seguir de cara a las elecciones generales que han de celebrarse. El periódico ABC afín a los monárquicos, ha dado publicidad al evento durante la semana. Por otra parte, el Ministro de Gobernación Miguel Maura, ha recibido amenazas de celebrar una jornada de huelga general si permite la celebración monárquica.



Los monarquicos hacen sonar por la megafonía la Marcha Real provocando a los republicanos

Justo después de que en la reunión se apruebe por votación el Comité Ejecutivo, suena por los megáfonos la Marcha real, lo que es interpretado por los republicanos como una provocación y un insulto. Crispados los ánimos, los republicanos se concentran en la puerta del edifico. El caos se adueña de los alrededores. Se corre el rumor de que un taxista ha muerto en la reyerta. Varios de los manifestantes se dirigen enfurecidos hacia la calle Serrano, sede del periódico ABC, porque culpan en parte a su director Juan Ignacio Luca de Tena. Entretanto las fuerzas del orden han detenido a varios directivos en la sede del Círculo.


Apostados en la sede del periódico los manifestantes tratan de incendiar el edifico. La Guardia Civil lo evita, pero mueren dos manifestantes. El Gobierno se reúne de urgencia pero Maura no consigue el permiso necesario para que pueda intervenir la Guardia Civil.



El Gobierno vuelve a reunirse al día siguiente y en plena reunión, recibe la noticia de que un edificio esta ardiendo. Es una residencia jesuita de la calle Flor. Maura fuerza al máximo y amenaza con su dimisión sino consigue ponerse al frente de la Guardia Civil. El Gobierno rechaza la petición y su dimisión. En ese momento ya arden en Madrid seis conventos.

Incendio de la residencia jesuita de la calle Flor de Madrid

No solo la capital es escenario de este tipo de manifestaciones anticlericales. En distintas ciudades como Málaga, Sevilla, Córdoba, Cádiz, Murcia, Alicante y Valencia, se suceden escenas violentas. En total, más de cien edificios religiosos y centros monárquicos arden en esos días. En Barcelona y Zaragoza toman medidas para evitar los asaltos y colocan guardias en sus puertas.



Se suspenden por orden del Gobierno las publicaciones de los diarios ABC, El debate y el Mundo obrero. Carlos Blanco, secretario de seguridad, dimite. A los dos días, el Cardenal Segura se marcha de España. El día 18, la actitud vehemente e impulsiva de Maura, expulsa al obispo de Vitoria, mateo Múgica, acusándole de promover actividades antirrepublicanas en su diócesis.

Las relaciones entre el Vaticano y el Gobierno se agrian. El 22 de Mayo se decreta la libertad religiosa, y la Santa Sede niega el plácet como embajador a Luís de Zulueta.
Días después el Cardenal Segura, trata de volver a España pero es arrestado en Guadalajara y expulsado del país. La situación acabó de complicarse cuando en Agosto, Mateo Múgica es arrestado portando instrucciones precisas del Cardenal Segura para vender a varios testaferros los bienes de la Iglesia y colocar el dinero en el extranjero.

Mateo Múgica en el centro de la imagen en un reunión en el País Vasco


La Iglesia se ha convertido en causa directa del problema. Y el Gobierno no puede frenarlo.

Los primeros pasos de la República

Pasadas las primeras horas de éxtasis colectivo, la realidad política devuelve a escena los primeros problemas de la recién constituida república. Por un lado, ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) a pesar de su corta trayectoria, ya influía de un modo determinante en la vida social y policía española, y su juego no era otro que acatar el nuevo Gobierno pero solo como vehículo transportador de su finalidad; que no es otra que la culminación de su programa electoral: declarar la independencia de Cataluña. Por otro, los Monárquicos conservadores que a regañadientes habían aceptado la proclamación de la república pero no estaban dispuestos que España no sea una cosa diferente a lo establecido en los libros de Historia. 

Encendido el primer fuego, un viaje de urgencia a Barcelona de Fernando de los Ríos y de Nicolau d´Olwer ya como ministros del primer gobierno, calma y apacigua los ánimos y anima a los dirigentes de Esquerra a no precipitarse ni a poner en peligro la recién creada República. Pero como todo tiene un precio, y mas tratándose del ámbito político, los ministros prometen a los independentistas catalanes un nuevo Estatut mucho más generoso y que se tramitaría con celeridad. Macià desiste de proclamar la República catalana pero a cambio se restituye la Generalitat, antigua institución de gobierno catalán, a la que exige que se traspasen las competencias de las diputaciones provinciales.  A partir de esos preacuerdos, Lluis Companys, más autonomista que separatista, tomas las funciones de Gobernador Civil.


Frances Macià, comunica a los catalanes los acuerdos con el Gobierno de la República


El fuego se apaga el 21 de Abril promulgando un decreto del Gobierno de la República reconociendo y dándole legalidad al Consejo provisional de la Generalitat, presidido por Francesc Macià. Pocos días después, Alcalá Zamora viaja a Barcelona para visitar oficialmente la Generalitat.

Alcalá Zamora visita oficialmente la Generalitat de Catalunya


De vuelta a la intensa vida política de esos días, se toman medidas que distinguen el nuevo régimen.  Desde ese momento la bandera española será tricolor: roja, amarilla y morada. El estatuto Jurídico de la Republica establece la aconfesionalidad del Estado, es decir, la libertad de creencias y cultos. 

Borrador con los primeros artículos de la nueva Constitución de 1931

La Iglesia acata la decisión convencida de que mientras esté al frente de la República un presidente católico confeso no habrá motivos para la preocupación. Desde esa medida, nace un nuevo proyecto político liderado por Jose Maria Gil Robles y Herrera Oria bajo las Federaciones Agrarias Católicas y Acción Popular, con un lema donde agrupa los pilares básicos del conservadurismo: religión, familia, orden, trabajo y propiedad.

Mientras, Francia es el primer país en reconocer el nuevo Gobierno y se adelanta enviando nuevo embajador, y los diferentes países del entorno (incluido El Vaticano) dan el visto bueno a la República Española.

El día 29 de Abril, se toma una de las medidas más importantes y de gran calado social de la República: el Ministerio de trabajo anuncia medidas para combatir el paro agrícola. Y es el 8 de Mayo cuando se aprueba que las autoridades puedan obligar a los terratenientes a cultivar sus tierras baldías.
El Gobierno anuncia también la medida de separar el Estado y la Iglesia por lo que el Episcopado pierde de ese modo su derecho a estar representado en el Consejo de Instrucción Pública, órgano asesor del Ministerio.

Publicación del primer decreto de la República

Primer decreto de la República.

El Gobierno provisional de la República ha tomado el poder sin tramitación ni resistencia ni proposición protocolaria alguna; es el pueblo quien le ha elevado a la posición en que se halla y es él quien en toda España le rinde acatamiento y le inviste de autoridad. En su virtud, el presidente del Gobierno provisional de la República asume desde este momento la jefatura del Estado con el asentimiento expreso de las fuerzas políticas triunfantes y de la voluntad popular conocedora, antes  de emitir su voto en las mismas, de la composición del Gobierno Provisional.
Interpretando el deseo inequívoco de la nación, el comité de fuerzas políticas coaligadas para la instauración del nuevo Régimen designa a Don Niceto Alcalá Zamora y Torres para el cargo de presidente del Gobierno provisional de la República.

Madrid 14 de Abril de 1931


Los diarios ponen en marcha su maquinaria

Los diarios tambien asumen su rol propagandistico y se posicionan en sus editoriales. El mismo día 15 de abril de 1931, El Socialista se posicionaba con el nuevo gobierno republicano, mientras el ABC seguia junto al orden y la Monarquia.


Desde la mañana del pasado lunes conocía el Gobierno, y no era un secreto para nadie, la decisión adoptada por el Rey de resignar el poder y alejarse del territorio español. No ha detenido la ejecución del propósito más horas que las indispensables para intentar el modo de hacer la entrega en condiciones regulares, en las que pareciesen más favorables a la sucesión y a la paz pública.

Cuando empezó a debatirse el tema constituyente, como habían de ser y llamarse las Cortes, hicimos y reiteramos esta afirmación: que si el sufragio en cualquier convocatoria se manifestase contra el régimen Monárquico, el Rey le allanaría el camino inmediatamente. 

No ha sido necesario que se produzca aquel hecho para que el Rey ceda el poder, para que se niegue a retenerlo sin toda la suma de autoridad y confianza nacional que requiere el celo generoso y la dignidad augusta con que siempre lo ha desempeñado.

El voto del país en las últimas elecciones no estaba convocado para revisar la forma de gobierno; sabíamos y decíamos todos que significaba una primera exploración, un antejuicio, que podía modificar, acentuar o retirar las posiciones de la contienda; pero ni monárquicos ni republicanos se hubiesen avenido a liquidar en una elección de ayuntamientos el problema constituyente.

Ni los antimonárquicos aceptaban como decisivo el triunfo descontado de una mayoría monárquica ni ha fallado esta mayoría en su totalidad. Pero el volumen y el carácter de la opinión manifestada en los comicios, las críticas rencorosas que han preparado esta opinión, el convencimiento de que la ofuscación revolucionaria contra la Monarquía va principalmente contra la persona del monarca, han determinado a Don Alfonso XIII a retirarse de España con la dinastía.

Ha podido esperar la decisión legítima del sufragio, la convocatoria franca, sin emboscadas ni sorpresas, apoyándose en el derecho, acogiéndose a la reacción segura del monarquismo y a la devoción que le guarda el Ejército. Y no ha querido mantener la Monarquía bajo una sombra de recusación, ni consentir luchas, acaso sangrientas, que originase ello. Este rasgo de pura conciencia llegará al corazón de los españoles.

ABC, 15 de Abril de 1931


A las siete y media de la tarde, y con grandes dificultades, llegó a la puerta del Ministerio de Gobernación el automóvil que conducía a los señores Alcalá Zamora y Lerroux, Azaña, Fernando de los Ríos, Maura y Albornoz. Seguidamente subieron al despacho pequeño del Ministerio de Gobernación y ordenaron a don Eduardo Ortega y Gasset que, inmediatamente, se trasladase al Gobierno Civil para tomar posesión de él, y ordenase al alcalde, ya nombrado que se constituyese el Ayuntamiento republicano. 

Inmediatamente de llegar Miguel Maura se dirigió al despacho del subsecretario de la Gobernación al que dijo:

“Aun cuando sea esta una toma de posesión poco protocolaria, vengo a hacerme cargo del Ministerio de la Gobernación del Gobierno provisional republicano.”

Entre tanto Alcalá Zamora y los demás ministros se asomaron a uno de los balcones y fueron largamente ovacionados y vitoreados. A continuación, se trasladaron al despacho del ministro de la Gobernación, donde comenzaron a circular las órdenes necesarias y dar cuenta a las autoridades de la constitución del nuevo Gobierno de la República.

También se redactó un decreto concediendo una amplia amnistía. Mientras se encontraban reunidos los ministros, diversos individuos del partido republicano socialista sacaron al balcón central del Ministerio de Gobernación un cartel en que se pedía que se guardase un minuto de silencio por los capitanes Galán y García Hernández, lo cual fue ejecutado con todo respeto por la muchedumbre que se apiñaba en la puerta del Sol. 

Después se solicito la instalación de un micrófono al objeto de que Alcalá Zamora, en nombre del Gobierno de la Republica pudiese dirigir la palabra al país.


El Socialista, 15 de Abril de 1931

Alfonso XIII abdica y abandona el país

“La Monarquía esta estrangulada. Que más crisis quieren ustedes que la de un pueblo que se acuesta monárquico y se levanta republicano.”

Así queda el mapa político después de las votaciones de Abril de 1913

Los diarios conservadores son conscientes de la gravedad de la situación: “…un enorme sector de la población se manifestó ayer en las urnas en contra de la Monarquía.”


Portada del ABC del 15 de Abril de 1931. 


Las propias editoriales de los diarios se posicionaban ante los posibles acontecimientos: “Seguimos y permanecemos donde estábamos: con la Monarquía, con el orden, con el Derecho y nunca fuera de la ley, respetuoso con la voluntad nacional pero sin sacrificar nuestras convicciones. La Monarquía es el signo de todo lo que defendemos: es la Historia de España.”
Esta posición, será el primer punto de una brecha que irá abriéndose poco a poco, y que ha arrojar al país a una guerra civil. ¿Por qué? Porque el orden y la tradición se ven amenazados por la necesaria revolución, pero La Republica nunca será contemplada por el sector conservador como una opción legítima en España.

Ese mismo día, el director general de la Guardia Civil, explica a los Ministros del derrotado Gobierno que respeta y acata los resultados electorales y la voluntad de la mayoría, y que desde ese preciso instante, pasa a servir a la Republica. El jefe superior de la Policía de Madrid, ordena no intervenir para restablecer el orden en las numerosas manifestaciones de júbilo que celebran la victoria republicana.

Gabriel Maura, intenta a la desesperada pactar con los republicanos un traspaso de poderes lento y consensuado para evitar el desmoronamiento de la Monarquía, pero cualquier movimiento es engullido por la vorágine exaltada de los que apoyan a la republica. Éibar, Zaragoza, Vigo, Valencia, Sevilla, Oviedo, Barcelona…son ya ciudades Republicanas.

En estas circunstancias, con la gente en la calle, los ánimos encendidos, las banderas republicanas ondeando por todo el país, el Palacio Real cercado, el Rey debe de abandonar la capital cuanto antes. La misma noche del 14 de abril, Alfonso XIII sale de incógnito a Cartagena donde le espera un crucero que ha de llevarle para siempre fuera de España. Su destino es Marsella.  Sin tener consciencia real de la situación que vive el país, pregunta solo desembarcar en el puerto francés, si alguien lo ha reclamado desde España. Al día siguiente su familia llega en tren a Paris. Su hijo Don Juan que se encontraba en la Academia Militar de San Fernando en Cadiz, huye a Gibraltar.

Alfonso XIII sale del Palacio Real en dirección a Cartagena donde un crucero le lleva a Marsella

El día 16, Alfonso XIII redacta una carta en la que comunica su renuncia al trono. Los republicanos dudaron inicialmente en prohibir la difusión de esa misiva, temerosos de que provocara una reacción a favor de la monarquía, pero el Ministro de Hacienda del primer Gobierno provisional, Indalecio Prieto, evita la censura y publica en la prensa del país la carta de renuncia del rey convencido de la “adhesión fervorosa del país a la Republica”.

La carta aparece publicada en la primera página del diario ABC el 17 de Abril de 1931.



El mismo día, Macià forma en Catalunya un Gobierno de coalición y nombra a las principales autoridades. Para los conservadores, este acto es la “autoproclamación de un poder Ejecutivo al margen de las estructuras estatales. Para muchos historiadores, con este acto no previsto por el nuevo Gobierno, la Republica nace con heridas letales.




La sublevación de Jaca

Los sucesos se aceleran. No hay otra salida que la Republica. Según las palabras del propio Ortega y Gasset: “La continuidad de la historia legal se ha quebrado. No existe el estado español. ¡Españoles construid vuestro Estado!”

Se acerca la fecha señalada por el Comité Revolucionario y el plan no acaba de estar listo. Y  más pronto que tarde se produce una desconexión entre el poder militar y civil. Tres días antes de lo inicialmente previsto, el día 12 de Noviembre, el capitán Fermín Galán, sin autorización del comité militar, decide adelantar el levantamiento e inicia una marcha desde Jaca hacia Huesca con 300 hombres. Interceptados en Cillas, el capitán y su segundo son fusilados dos días después.


Plaza de la Catedral de Jaca. El Capitán Galán inicia desde alli la marcha hacia Huesca.

El general Emilio Mola había instado a Galán a que desistiera de sus intenciones. La sublevación ha fracasado. Desde las primeras horas del día 14 de Noviembre la mayoría de los miembros del Comité revolucionario son apresados y el Gobierno logar detener el golpe que se gestaba en Cuatro Vientos (Madrid) que contaba con el apoyo de los generales Ramón Franco e Ignacio Hidalgo de Cisneros.
Sin embargo el proyecto de huelga sigue programado sin tener ni la más mínima opción de poder triunfar. Se ha proclamado el estado de guerra. El Gobierno de la monarquía está seriamente tocado a pesar de controlar la fallida sublevación y el General Enrique Marzo, cabeza política del Ministerio de Gobernación, se ve obligado a dimitir.

El movimiento republicano ya tiene a dos mártires a los que venerar: los dos jóvenes fusilados por el levantamiento de Jaca. Berenguer, lejos de aplacar dudas, convoca elecciones con el fin de acelerar las reformas y devolver cierta calma al país. Esta decisión no gusta a nadie.

Los capitanes Fermin Galán y Garcia Hernandez fusilados por la sublevación de Jaca.

Y  así, dentro de la enorme inestabilidad, comienza 1931 con las amenazas de abstención de la mayoría de fuerzas políticas. Ni constitucionalistas, ni socialistas, ni republicanos, ni el propio Santiago Alba, ni los liberales, ni tan siquiera el catalán moderado Cambó se presentaran a las elecciones. Y debido a ese aislamiento gubernamental, y a que las elecciones no pueden desarrollarse en condiciones normales, Berenguer se ve obligado a dimitir el 10 de Febrero de 1931. Cuatro días antes, el 10 de febrero, el diario El Sol publica el manifiesto de constitución de la Agrupación al servicio de la Republica. Ya no existen medias tintas ni soluciones intermedias.

La desesperación lleva a Alfonso XIII a recurrir por enésima vez  a Alba, a Sanchez Guerra, mas tarde al propio Alcalá Zamora (en la prisión por participar en la conspiración), Melquiades Alvarez y todos ellos renuncian, no solo a presidir ningún gobierno, ni tan siquiera a iniciar ningún tipo de conversaciones previas. La suerte de la Monarquía está echada. El rey teme por la Corona. Los republicanos se han hecho fuertes y no aceptan ser parte de un ejecutivo que no sea totalmente ajeno a la monarquía.

Se forma un Gobierno agonizante al mando del capitán general de la Armada Juan Bautista Aznar, al que se suma Romanones, entonces ministro de Estado. En el horizonte, y casi más como medida de apaciguamiento, queda la promesa de dotar de dar carácter constituyente a las próximas Cortes y revisar el nivel de autogobierno para Cataluña.

Al tiempo se anulan las elecciones de marzo y se posponen para el 12 de Abril de 1931. El 18 de Marzo, otro de los implicados en la sublevación de Jaca, es condenado a muerte, aunque acabaría siendo indultado por el Rey, lo que origina manifestaciones estudiantiles que alteran nuevamente el orden. El 23 del mismo Marzo, se dicta condena de seis meses de prisión a los responsables de la sublevación, aunque son liberados inmediatamente de la cárcel Modelo de Madrid. Los disturbios no cesan y un estudiante muere en los enfrentamientos con la policía en la Facultad de Medicina.

Histórica fotografía de los responsables políticos de la sublevación en la cárcel Modelo de Madrid

Y si todo eso fuese poco, el día 14 de Marzo nace en España oficialmente el fascismo. Ramiro Ledesma Ramos lanza el semanario La conquista del Estado. Su grupo se fusiona con el de Onésimo Redondo (Juntas Castellanas de Acción Hispánica) y fundan las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS). Arranca, sin duda, la campaña electoral más decisiva en el porvenir de un país que no sabe por qué mar navegar. No es posible prever ningún resultado. El gobierno se compromete a no intervenir en los resultados y a garantizar su limpieza. Resulta bastante explicativa la portada del periódico ABC del 10 de Abril, que muestra a unos bomberos colocando un cartel en las paredes del Palacio Real solicitando respeto a la integridad del edificio.


Una mujer vota en las elecciones del 12 de abril de 1931.

Las candidaturas monárquicas obtienen en su conjunto, más votos que los republicanos socialistas, aunque por causas de la matemática electoral, obtienen menor número de concejales. Los republicanos ganan en 41 capitales de provincia. En Cataluña la victoria republicana es abrumadora. La realidad, muy pesar de las corrientes monárquicas tradicionalmente fieles a Alfonso XIII, es que la única alternativa real a una Republica seria una guerra civil.

Resultado de las elecciones de Abril de 1931

La dimisión de Primo de Rivera

Antes de las reuniones que dieron nombre al Pacto de San Sebastián, los terremotos políticos sacudían la estabilidad. A principios de año, en Enero de 1930, pocos días después de la dimisión de Calvo Sotelo, Miguel Primo de Rivera consultó a sus altos cargos si seguía gozando de su confianza. El resultado no fue del agrado del dictador y dos días después presentaba ante el Rey su dimisión irrevocable. Dos meses después, el 16 de Marzo, Primo de Rivera moría en Paris.

Portada de El Imparcial con la noticia de la dimisón de Miguel Primo de Rivera

Primo de Rivera había asumido la dirección de un país ingobernable por encargo de Alfonso XIII para acometer las reformas económicas, poner en orden la institución militar, intentar alcanzar la paz social y sobre todo reformar el orden político. Con mas voluntad que resultados, al termino de su mandato, no solo no había podido reformar el sistema caciquil, y terminar con las funciones y actividades de los partidos políticos, sino que el sector empresarial y patronal dudaba de la capacidad para salir de la crisis de poder provocada por él mismo. Ni tan siquiera el apoyo incondicional de la aristocracia al Rey, salvaba el desapego de los círculos de poder hacia el dictador.

El 30 de Enero ante la marcha de Primo de Rivera, el general Berenguer, inició el breve periodo de gobierno conocido como dictablanda. Ante la duda de seguir con el régimen dictatorial o el modelo de Restauración cuya nueva Constitución no había sido aun derogada, Alfonso XIII opto por una vía intermedia entregando el poder al jefe de la casa militar del Rey, el general Dámaso Berenguer.

El rey Alfonso XIII junto al General Dámaso Berenguer

El principal objetivo de este gobierno consistía en retornar a la normalidad Constitucional después de una dictadura fallida, convocar unas Cortes ordinarias y sobre todo librar a la corona de cualquier responsabilidad en el desarrollo de la Dictadura.
Los primeros pasos de este Gobierno tampoco fueron nada fáciles. El 13 de abril de 1930 se produjo un hecho muy significativo. Alcalá Zamora pronuncia un discurso en Valencia en el que responsabiliza a Alfonso XIII de haber traído y permitido la dictadura. Y en medio de ese discurso aboga por una república dirigida por moderados y pactada por la mayoría de fuerzas políticas con el fin de consolidarla como nueva opción política.

Discuro de Alcalá Zamora en Valencia en el que insta a instaurar la República

Alfonso XIII mueve ficha, pero no cuenta con apoyos. Santiago Alba renuncia a liderar un proyecto político ofrecido por él mismo. Cambo, con suficientes apoyos, estaba enfermo. Varios republicanos que habían aceptado su inclusión en el gobierno, son despechados por los partidos de la derecha. A todo ello se suma el desplome de la peseta a causa de una nueva y severa crisis económica que termina con la dimisión del Ministro de Hacienda, Manuel Argüelles.

Ante este caos político que causa un déficit de gobernación, se llega al Pacto de San Sebastián donde se diseña la estrategia revolucionaria: El levantamiento militar debe ir acompañado de la revolución social. Todo esta listo y todos los argumentos aceleran la puesta en marcha del proyecto. El orden público se deteriora y la represión crece. Con estos indicadores cualquier revolución podría haber salido triunfante.

Un accidente laboral es motivo suficiente para que CNT convoque una huelga general en Madrid. La UGT se une al paro y las principales ciudades del país secundan la huelga. El conflicto provoca varias muertes y ante la creciente inestabilidad, el Comité revolucionario se autoproclama Gobierno provisional de la Republica

El apoyo militar, dirigido por Queipo de Llano, que aun siendo jefe de la casa militar de Alcalá Zamora acabaría repudiando la Republica y apoyando el alzamiento, se gestó gracias a la huelga general impulsada por PSOE y UGT y anunciada para el 15 de Diciembre. La mayoría de intelectuales del país se sumaron a la revolución, y dieron el tiro de gracia al breve gobierno firmando en el  diario El Sol un artículo de Ortega y Gasset titulado El error Berenguer.

Portada de El Sol con el artículo de Ortega y Gasset dedicado a  Berenguer


El general, había afirmado, que España retornaría a la normalidad constitucional como si nada hubiese pasado, como si Alfonso XIII no fuese cómplice de la dictadura o como si los españoles fuesen a aceptar cada decisión política como si fuesen óvidos. Sin embargo el pueblo español ha cambiado. No hay otra salida que la República

El Pacto de San Sebastian

Sin duda, la proclamación de la República fue el final de un largo proceso político que nace en la decadencia de la dictadura de Primo de Rivera. El germen de la recién proclamada Segunda República Española hay que situarlo exactamente en el Casino republicano de la capital guipuzcoana en donde alguno de los firmantes del Pacto de San Sebastian veraneaban. Los allí reunidos el 17 de agosto de 1930 formalizaron la base  para elaborar un programa cuya meta final era la instauración de la República.

Sentados aparecen Marcelino Domínguez, Alejandro Lerroux, Alcalá Zamora, Azaña, Fernando de los Rios y Jaume Aiguader

Con una hoja de ruta claramente marcada, el ambicioso objetivo era el convocar unas Cortes Constituyentes Republicanas, garantizar la libertad religiosa, acometer una ambiciosa reforma agraria, y reconocer los diversos estatutos de autonomía de las regiones históricas que lo solicitasen a las Cortes.
El llamado pacto de San Sebastian reune en la capital a escasos metros del Ayuntamiento a diversos protagonistas llamados a llevar las riendas de España: Manuel Azaña, Alejandro Lerroux, Marcelino Domingo, Alvaro de Albornoz, Ángel Galarza, Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura, Santiago Casares Quiroga, Jaume Aiguader, Macià Mallol y Manuel Carrasco i Formiguera.  Y como figuras independientes no abscritos a ningún partido participan también en las reuniones Felipe Sanchez Roman, Eduardo Ortega y Gasset e Indalecio Prieto. Desde ese mismo momento Alcalá Zamora, antiguo ministro monárquico, preside el Comité.

El documento con la hoja de ruta de El Pacto de San Sebastian corrió como la pólvora por las calles guipuzcoanas

Con este movimiento, el sentir republicano abandona el ostracismo al que ha estado sometido desde el intento fallido de 1873. Apenas sin representación en los inicios del siglo XX, es a partir de 1925 cuando Acción Republicana irrumpe en el panorama político liderado por Manuel Azaña creando una inquietud emergente que es apoyada cada vez mas por intelectuales y prohombres de la cultura como Unamuno, Antonio Machado, Ortega y Gasset o el propio Gregorio Marañón que fuera medico personal de Alfonso XIII.

El espaldarazo definitivo y después de muchos años de distanciamiento ideológico, se produce el 20 de Octubre de 1930 cuando el Partido Socialista Obrero Español decide en una ajustada votación, adherirse al protocolo firmado en el Pacto de San Sebastián. Fernando de los Ríos y Largo Caballero se unen a Indalecio Prieto en el Comité revolucionario. En ese momento, el PSOE es el partido con mayor numero de votos, y el apoyo al proyecto es fundamental para impulsarlo. Del mismo modo el apoyo del sindicato mayoritario UGT y estrechamente vinculado al PSOE seria decisivo. En Noviembre de ese mismo año el sindicato CNT (Confederación Nacional del Trabajo) no suscribe el pacto pero se suma a la causa republicana. Junto a ellos se une una escisión del PNV formando de ese modo un mapa de fuerzas republicanas hasta el momento desconocido. Y lo peor para la monarquía es que no encuentra un acomodo en el panorama político a tantas voces discrepantes como lo eran republicanos, demócratas, radicales, federalistas  y nacionalistas. A la par que comienzan los primeros síntomas de que los leales a la corona comienzan a dar la espalda al Rey.



A las dimisiones anunciadas de Alcalá Zamora, Maura, Sanchez Guerra, Burgos Mazo, Melquíades Alvarez, Bergamin, Villanueva, Angel Ossorio, se une la dimisión del Ministro de Hacienda, un joven Calvo Sotelo que había desempeñado con éxito el cargo durante cinco años a pesar de lo ambicioso de sus reformas económicas de las que no pudo salir del todo airoso a causa de la grave crisis que estallaba en todo el mundo y que se dejo sentir en los primeros años de la República.

El gobierno actual está seriamente tocado y los partidos Republicanos han conseguido ponerse de acuerdo para caminar juntos de cara a las próximas elecciones de abril de 1931.