El 9 de Mayo, el Gobierno decreta
que la educación religiosa no será obligatoria sino voluntaria. Los obispos se
revelan al sentirse agredidos y convocan una manifestación para los siguientes días
en apoyo a los diversos derechos de la Iglesia.
Gil Pecharomán destaca que el
movimiento emergente anticlericalista, se sitúa en dos frentes: Por un lado los
intelectuales que consideran a la Iglesia como un camino hacia la modernización,
y por otro, la animadversión popular, más visceral, que se venía manifestando
desde principio de siglo.
Por una o por otra causa, el
problema religioso se convierte en primera línea de enfrentamientos en la
Republica y al menos durante los tres años siguientes constituye el principal
problema que desatará los acontecimientos vivientes.
Por la mañana del día 10 de mayo,
se inaugura en Madrid un Circulo Monárquico en donde los afines a la Monarquía
y a su rey Alfonso XIII se reúnen para preparar la estrategia política a seguir
de cara a las elecciones generales que han de celebrarse. El periódico ABC afín
a los monárquicos, ha dado publicidad al evento durante la semana. Por otra
parte, el Ministro de Gobernación Miguel Maura, ha recibido amenazas de
celebrar una jornada de huelga general si permite la celebración monárquica.
Los monarquicos hacen sonar por la megafonía la Marcha Real provocando a los republicanos
Justo después de que en la reunión
se apruebe por votación el Comité Ejecutivo, suena por los megáfonos la Marcha
real, lo que es interpretado por los republicanos como una provocación y un
insulto. Crispados los ánimos, los republicanos se concentran en la puerta del
edifico. El caos se adueña de los alrededores. Se corre el rumor de que un
taxista ha muerto en la reyerta. Varios de los manifestantes se dirigen
enfurecidos hacia la calle Serrano, sede del periódico ABC, porque culpan en
parte a su director Juan Ignacio Luca de Tena. Entretanto las fuerzas del orden
han detenido a varios directivos en la sede del Círculo.
Apostados en la sede del periódico
los manifestantes tratan de incendiar el edifico. La Guardia Civil lo evita,
pero mueren dos manifestantes. El Gobierno se reúne de urgencia pero Maura no
consigue el permiso necesario para que pueda intervenir la Guardia Civil.
El Gobierno vuelve a reunirse al día
siguiente y en plena reunión, recibe la noticia de que un edificio esta
ardiendo. Es una residencia jesuita de la calle Flor. Maura fuerza al máximo y
amenaza con su dimisión sino consigue ponerse al frente de la Guardia Civil. El
Gobierno rechaza la petición y su dimisión. En ese momento ya arden en Madrid
seis conventos.
Incendio de la residencia jesuita de la calle Flor de Madrid
No solo la capital es escenario de
este tipo de manifestaciones anticlericales. En distintas ciudades como Málaga,
Sevilla, Córdoba, Cádiz, Murcia, Alicante y Valencia, se suceden escenas
violentas. En total, más de cien edificios religiosos y centros monárquicos
arden en esos días. En Barcelona y Zaragoza toman medidas para evitar los
asaltos y colocan guardias en sus puertas.
Se suspenden por orden del Gobierno
las publicaciones de los diarios ABC, El debate y el Mundo obrero. Carlos Blanco,
secretario de seguridad, dimite. A los dos días, el Cardenal Segura se marcha
de España. El día 18, la actitud vehemente e impulsiva de Maura, expulsa al
obispo de Vitoria, mateo Múgica, acusándole de promover actividades
antirrepublicanas en su diócesis.
Las relaciones entre el Vaticano y
el Gobierno se agrian. El 22 de Mayo se decreta la libertad religiosa, y la
Santa Sede niega el plácet como embajador a Luís de Zulueta.
Días después el Cardenal Segura,
trata de volver a España pero es arrestado en Guadalajara y expulsado del país.
La situación acabó de complicarse cuando en Agosto, Mateo Múgica es arrestado
portando instrucciones precisas del Cardenal Segura para vender a varios
testaferros los bienes de la Iglesia y colocar el dinero en el extranjero.
Mateo Múgica en el centro de la imagen en un reunión en el País Vasco
La Iglesia se ha convertido en causa
directa del problema. Y el Gobierno no puede frenarlo.