El Pacto de San Sebastian

Sin duda, la proclamación de la República fue el final de un largo proceso político que nace en la decadencia de la dictadura de Primo de Rivera. El germen de la recién proclamada Segunda República Española hay que situarlo exactamente en el Casino republicano de la capital guipuzcoana en donde alguno de los firmantes del Pacto de San Sebastian veraneaban. Los allí reunidos el 17 de agosto de 1930 formalizaron la base  para elaborar un programa cuya meta final era la instauración de la República.

Sentados aparecen Marcelino Domínguez, Alejandro Lerroux, Alcalá Zamora, Azaña, Fernando de los Rios y Jaume Aiguader

Con una hoja de ruta claramente marcada, el ambicioso objetivo era el convocar unas Cortes Constituyentes Republicanas, garantizar la libertad religiosa, acometer una ambiciosa reforma agraria, y reconocer los diversos estatutos de autonomía de las regiones históricas que lo solicitasen a las Cortes.
El llamado pacto de San Sebastian reune en la capital a escasos metros del Ayuntamiento a diversos protagonistas llamados a llevar las riendas de España: Manuel Azaña, Alejandro Lerroux, Marcelino Domingo, Alvaro de Albornoz, Ángel Galarza, Niceto Alcalá Zamora, Miguel Maura, Santiago Casares Quiroga, Jaume Aiguader, Macià Mallol y Manuel Carrasco i Formiguera.  Y como figuras independientes no abscritos a ningún partido participan también en las reuniones Felipe Sanchez Roman, Eduardo Ortega y Gasset e Indalecio Prieto. Desde ese mismo momento Alcalá Zamora, antiguo ministro monárquico, preside el Comité.

El documento con la hoja de ruta de El Pacto de San Sebastian corrió como la pólvora por las calles guipuzcoanas

Con este movimiento, el sentir republicano abandona el ostracismo al que ha estado sometido desde el intento fallido de 1873. Apenas sin representación en los inicios del siglo XX, es a partir de 1925 cuando Acción Republicana irrumpe en el panorama político liderado por Manuel Azaña creando una inquietud emergente que es apoyada cada vez mas por intelectuales y prohombres de la cultura como Unamuno, Antonio Machado, Ortega y Gasset o el propio Gregorio Marañón que fuera medico personal de Alfonso XIII.

El espaldarazo definitivo y después de muchos años de distanciamiento ideológico, se produce el 20 de Octubre de 1930 cuando el Partido Socialista Obrero Español decide en una ajustada votación, adherirse al protocolo firmado en el Pacto de San Sebastián. Fernando de los Ríos y Largo Caballero se unen a Indalecio Prieto en el Comité revolucionario. En ese momento, el PSOE es el partido con mayor numero de votos, y el apoyo al proyecto es fundamental para impulsarlo. Del mismo modo el apoyo del sindicato mayoritario UGT y estrechamente vinculado al PSOE seria decisivo. En Noviembre de ese mismo año el sindicato CNT (Confederación Nacional del Trabajo) no suscribe el pacto pero se suma a la causa republicana. Junto a ellos se une una escisión del PNV formando de ese modo un mapa de fuerzas republicanas hasta el momento desconocido. Y lo peor para la monarquía es que no encuentra un acomodo en el panorama político a tantas voces discrepantes como lo eran republicanos, demócratas, radicales, federalistas  y nacionalistas. A la par que comienzan los primeros síntomas de que los leales a la corona comienzan a dar la espalda al Rey.



A las dimisiones anunciadas de Alcalá Zamora, Maura, Sanchez Guerra, Burgos Mazo, Melquíades Alvarez, Bergamin, Villanueva, Angel Ossorio, se une la dimisión del Ministro de Hacienda, un joven Calvo Sotelo que había desempeñado con éxito el cargo durante cinco años a pesar de lo ambicioso de sus reformas económicas de las que no pudo salir del todo airoso a causa de la grave crisis que estallaba en todo el mundo y que se dejo sentir en los primeros años de la República.

El gobierno actual está seriamente tocado y los partidos Republicanos han conseguido ponerse de acuerdo para caminar juntos de cara a las próximas elecciones de abril de 1931.