El intenso primer verano del Gobierno

Las elecciones del día 28 tienen un vencedor indiscutible. Solo en el País Vasco,  le planta cara la derecha que concurre junto con el PNV a las elecciones. La corriente conservadora consigue también el triunfo en Burgos y Segovia. El reparto mayoritario de votos se lo lleva finalmente el Partido Radical, seguido del Radical Socialista y Acción republicana.

En Catalunya arrasa ERC con más de 30 escaños. Pero en cualquier caso, el vencedor claro de la jornada es el PSOE que consigue 100 diputados. El socialista Julián Besteiro es nombrado Presidente de las Cortes.
Las primeras Cortes comienzan su andadura con un hándicap evidente: 19 partidos obtienen representación parlamentaria lo que dificultara la gobernabilidad y la estabilidad parlamentaria. 

No obstante el nuevo gobierno nace con un alto grado de complicidad necesaria para alcanzar pactos y consensuar las decisiones. Azaña es nombrado Presidente, lo cual genera la primera polémica. Santos Juliá destaca que no se puede nombrar presidente al representante de un partido minoritario.

Primer gobierno al frente de Manuel Azaña.

Parece evidente que la alianza entre socialistas y republicanos no estaba llamada a perdurar porque existen demasiadas diferencias de base en ambos proyectos. Los republicanos moderados estaban considerados como los verdaderamente demócratas. Los republicanos de izquierdas parecían querer las reformas con métodos excesivamente radicales y los socialistas pretendían divergir y separarse de los anteriores pero planteaba la misma meta: la revolución social.


Sin embargo, durante el mes de Julio la CNT inicia la huelga de Telefónica en varias ciudades de España que sorprende a todos por su extremada virulencia. La compañía española era una subsidiaria de la American Telephone Company y ésta había negociado un largo contrato con el Gobierno de Primo de Rivera, y los socialistas habían acusado al Rey de venderse al capitalismo americano y haber recibido un amplio paquete de accionariado de modo particular.
Durante el mes de julio de 1931, Indalecio Prieto, estaba tratando de tranquilizar a los acreedores de España, cortar la fuga de capitales al extranjero (en gran parte devenida por la instauración de la república) y frenar la devaluación de la peseta en el mercado exterior.  Los obreros y trabajadores de la compañía aprovecharon ese momento de inestabilidad para aprovechar la ocasión de desafiar a la compañía controlada por los americanos. La huelga paralizó en gran parte los servicios en la mayoría del país. Pero los socialistas apoyaron al Gobierno en su decisión de sustituir a los huelguistas por trabajadores de la UGT y restablecer la normalidad.

Unos y otros se culpan mutuamente de romper los acuerdos básicos y es en Sevilla donde los acontecimientos se desatan.  El gobierno se ve obligado a declarar el estado de guerra en la capital andaluza el 22 de Julio y el General Sanjurjo, director general de la Guardia Civil acude a sofocar una rebelión que se cobra ya varias muertes.

A pesar de todo, la explicación de la crisis, parece ser más sencilla de lo que en realidad es. La huelga responde a la rivalidad histórica entre la UGT y CNT que ha querido poner a prueba al Gobierno y monopolizar la lucha obrera.

Recorte de la prensa con el anuncio del fin de la huelga y la vuelta al trabajo.


Entre tanto altercado, los catalanes acuden por quinta vez en pocos meses a las urnas para aprobar de una manera arrolladora el nuevo Estatut  propuesto por el Gobern de la Generalitat. 



Los vascos también llevan a las urnas su Estatuto de Estella. Pero en este caso las Cortes lo rechazan por amplia mayoría. En Junio carlistas, peneuvistas, e independientes habían aprobado es Estatuto para llevarlo a votación, pero la ausencia de partidos izquierdistas había condenado el proyecto antes de entrar en las urnas.